La almendra, el eslabón olvidado de la dieta mediterránea

Texto de Ana Molina, farmacéutica y nutricionista.
Texto de Ana Molina, farmacéutica y nutricionista.

Junto con el cultivo de algunos de los principales componentes de la famosa dieta mediterránea, como el olivo y la vid, históricamente el cultivo del almendro ha sido muy importante en nuestra provincia.  Con casi 10.000 hectáreas de superficie en producción en Almería y un importante papel el economía de muchos de nuestros pueblos, ¿por qué negarle el protagonismo que puede llegar a tener la almendra en la dieta mediterránea?

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Este árbol ornamental de preciosa floración otorga a sus almendras una riquísima composición nutricional, que no tiene nada que envidiar a la de los integrantes de la triada mediterránea.Por ejemplo, el ser rica en ácido graso oléico,al igual que el aceite de oliva, y en polifenoles, al igual que el vino. Además, su elevado contenido en vitamina E (más del doble que en el aceite de oliva) duplica la capacidad antioxidante de la almendra en sinergia con los polifenoles. Es de los frutos secos que más magnesio contiene y mucha más fibra que cualquier otra fruta o verdura. También es una buena fuente vegetal de proteínas, pues contiene 21 gramos por cada 100  de producto, igual que en el pollo o en los boquerones. El único inconveniente esque normalmente no ingerimos tanta cantidad por su elevado contenido en grasas, yaque aunque estas se consideren de las beneficiosas para la salud, en exceso acabarían acumulándose en zonas no deseadas.

Está científicamente demostrado que un consumo diario de 23 almendras reduce considerablemente el acúmulo de colesterol malo en las arterias, ayuda a la pérdida de peso, aunque parezca paradójico, puesto que sus grasas son del tipo monoinsaturada y poliinsaturada, las “grasas buenas”, e incluso podría prevenir las pérdidas de memoria, sobretodo en casos de alzéhimer.

La versatilidad de la almendra no es solo aplicable a sus nutrientes, sino que también presenta múltiples aplicaciones comerciales:

El aceite de almendra es muy utilizado en cosmética, pues la acción antioxidante de sus polifenoles, vitamina E y ácidos grasos le permite prevenir el envejecimiento de la piel, utilizándose como antiarrugas y antiojeras, entre otros.

La harina de almendra es ampliamente utilizada en dietética sobretodo entre celiacos por ser libre de gluten. Además en rica en proteínas, baja en hidratos de carbono y  azúcares, por lo que ayuda a mantener unos niveles regulados de glucosa en sangre.

En la industria farmacéutica y alimentaria se utiliza para la elaboración de leche u horchata de almendras y jarabe concentrado de almendra. La horchata se usabatradicionalmente como remedio para la tos. Es apta para intolerantes a la lactosa o aquellos que prefieran una leche vegetal.

La almendra cruda, que en gastronomía se puede encontrar formando parte de diversas recetas (los árabes lo incluyen en muchos platos, sobretodo cuscús), elaboración de postres e incluso o tostadas. El proceso de tostar las almendras destruye parcialmente sus nutrientes, y el de freírlastotalmente.

Para aquellas personas que encuentren difícil su digestión, un buen truco es dejarlas en remojo durante 12 horas para activar sus enzimas naturales.

Una vez visto esto, merece la pena volver a plantearse la pregunta inicial:

¿Por qué no darle la participación que se merece en el modelo de dieta mediterránea?

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