Los sistemas de calefacción se han convertido en una herramienta más para aquellos agricultores que cultivan especialidades que precisan mantener una calidad y una cantidad de producto a lo largo de todo el año
El buen clima de Almería y sus horas de sol hacen que los sistemas de calefacción no sean imprescindibles para lograr una buena producción en los invernaderos durante los meses más frío del invierno. El principal problema que suelen tener los cultivos almerienses durante esta estación del año es la importante oscilación térmica que se suele producir entre la temperatura diurna que alcanza el invernadero y la nocturna, donde se registran grandes bajadas de temperatura, produciéndose un fuerte contraste en la temperatura. Este cambio tan brusco afecta a la planta retrayendo su producción.
Sin embargo, algunos agricultores que cuentan con sistemas de calefacción, lo contemplan como una herramienta más con la que contar durante la campaña dentro de su manejo de cultivo y la suelen emplear en momento puntuales de grandes caídas de la temperatura, para de esta forma salvar el cultivo y evitar mermas en su producción.
«El uso de calefacción por los agricultores es escaso dado que el coste de instalación y de combustible suponen una cantidad importante que muchas veces no se justifica económicamente. En Almería hay agricultores que disponen de calefacción solo para emergencia, es decir, para unos pocos días en el que caen las temperaturas por debajo de los 6º C», explica Juan Carlos López, Responsable de Tecnologías de Invernaderos de la Estación Experimental de Cajamar.
Para Antonio García, responsable del Departamento Técnico de Acrena es «aconsejable» tener un sistema de calefacción siempre y cuando se sepa optimizar. «Para lograr una optimización de la calefacción es preciso saber el manejo de tu invernadero, la temperatura y el cultivo que tienes en tus manos, porque a mí no me sirve de nada aumentar la producción en dos kilos cuando los costes de ese aumento me supone un 30% más de gasto. Por este motivo hay que saber manejar el cultivo al límite, es decir donde la planta siga funcionando perfectamente y donde el coste de materia prima sea el menor posible».
Según García, hay productores que han tenido serias dificultades para salir adelante como consecuencia de la gran inversión que les ha supuesto la introducción de la calefacción en el invernadero. «Agricultores de aquí y también empresarios holandeses que han venido a Almería para intentar producir con temperaturas parecidas al norte de Europa mediante sistemas de calefacción han tenido que cerrar o cambiar el chip en el uso de la calefacción y trabajar con temperaturas estables para que la planta siga produciendo bien y los costes de materia prima no se disparen».
Para producción de especialidades todo el año
Debido a la gran inversión económica que supone la puesta en funcionamiento de la calefacción en las explotaciones bajo plástico, es necesario disponer de un programa de ventas cerrado durante todo el año para poder rentabilizar el gasto ecónomico. «Hay agricultores que tienen una comercialización diferente a la habitual o unos productos dentro de lo que se llama especialidades, más próxima a la cadena de supermercado, y que precisan mantener una calidad y cantidad de producto a lo largo del año. Para estos casos sí se están justificando las inversiones en calefacción» apunta Juan Carlos López.
Por su parte, Antonio García confirma que «hoy por hoy se está utilizando la calefacción en momentos puntuales sobre todo en pepino de invierno y en tomate aquellos que cultivan especialidades para simplemente secar el invernadero por la mañana y evitar bajadas bruscas por la noche».
Mejoras en la producción
Caro o no, lo cierto es que la calefacción como apuntan los expertos favorece la producción ya que permite que la planta no sufra, mantenga su producción además de evitar problemas de rajado del fruto y la presencia de hongos como consecuencia de una excesiva humedad. «En la mayoría de los casos se mejora la cantidad y la calidad de los frutos superando incrementos del 20-25%. En estas ocasiones los incrementos son mayores cuando tenemos un año frío o estamos en zonas donde las mínimas son más acusadas. Por ejemplo, la zona de Níjar es más fría que la del poniente y por ello el uso de la calefacción en Níjar puede mejorar más la respuesta del cultivo respecto a la del Poniente», explica Juan Carlos López.
Modelos de calefacción
Los modelos de calefacción que más implantación tienen en los invernaderos de Almería son los de aire caliente, agua caliente y últimamente los de biomasa. Desde la Estación Experimental de Cajamar apuntan que: «En la mayor parte de casos el sistema de calefacción más habitual es la de generador de aire caliente. Aunque desde el punto de vista de confort para las plantas la calefacción por agua caliente es mejor que la de aire caliente, aunque la inversión en muchas ocasiones es limitante».
«Ahora se está poniendo de moda la calefacción por biomasa. Para la biomasa, a la larga los gastos de materia prima son muchísimo menores pero la inversión primaria que hay que hacer con el quemador, es muy muy alta. El futuro va por ahí, conseguir un sistema que pueda quemar y producir energía con restos de tu cosecha y con parte de materia prima, y que los costes sean un poquito más bajos», concluye Antonio García.