
Inevitablemente, la horticultura bajo abrigo genera un alto volumen de residuos que tiene que ser gestionado de forma responsable. La gran mayoría de los plásticos de los invernaderos se recicla, sirviendo de materia base para nuevos utensilios de plástico duro, como cajas de frutas y hortalizas o conos de tráfico. No obstante, hay plásticos que no sirven bien para esta forma de reciclaje.
Por ejemplo, el plástico fino del acolchado, de los dobles techos o las rafias para el entutorado. Para estos materiales, ahora se presenta la posibilidad de convertirlos en carburantes a través del proceso de pirólisis. Desde 2016, la empresa HINTES OIL, situada en el parque tecnológico PITA en Almería, se dedica a este proceso, evitando que los plásticos terminan en los vertederos. En una visita de la Comisión de Técnicos de COEXPHAL-CAJAMAR, hablamos con Fernando Estrada Bootello, director de la empresa.
Gasoil, gasolina y carbón
Estrada: “El plástico proviene del petróleo y lo que hacemos es revertir ese proceso. Al aplicar calor a los residuos plásticos, estos van cambiando de estado, primero a líquido y luego a gaseoso. Cuando ese gas es enfriado y condensado, termina en una mezcla de gasolinas, querosenos y gasóleos. Los residuos orgánicos que van mezclados con los plásticos se convierten en una carbonilla. Esta carbonilla también puede ser utilizado como combustible, puede ser utilizado en la producción de asfalto o puede servir como base para productos de más valor añadido, como el carbón activo. Los metales que vienen mezclados con la rafia son reciclados como chatarra”. El proceso, conocido como pirólisis, no genera restos tóxicos ni otros residuos que no puedan usarse. Una pequeña parte del combustible producido es utilizado en la misma planta para mantener el proceso en marcha. “En esta planta, transformamos residuos en productos de valor”.

Rafias, bandejas, bolsas y botellas
En la nave de producción de HINTES OIL, actualmente hay dos instalaciones paralelas, con una capacidad total de procesar 40 toneladas de residuos por día. Esperando su turno, se observan grandes paquetes prensados de plástico, tanto de origen agrícola como doméstico. Destacan paquetes de rafia procedentes de cultivos de pimiento, otros con bandejas de semillero y otros con botellas y bolsas que claramente vienen de los basureros urbanos. Fernando Estrada: “En realidad, podemos procesar casi todo tipo de plásticos, a excepción de PVC, con la única condición de que vengan secos. Si tienen mucha agua, necesitamos mucha más energía para el proceso y deja de ser rentable. También podemos con los envases agrícolas, siempre que no tengan restos de los productos y estén secos”.
Se trata de un residuo que sale del invernadero en forma de plástico y vuelve a él transformado en energía
Economía circular
El producto final del proceso es un gasóleo de color rojo, que con el tiempo se vuelve más oscuro. “Dependiendo del destino final, se pudiese refinar más o menos. Se puede separar perfectamente el gasoil de la gasolina, por un proceso de destilación. Actualmente, nuestro hidrocarburo está siendo utilizado en invernaderos para calentar, como alternativa al gasoil B o C, por lo que un residuo que sale del invernadero en forma de plástico vuelve al mismo en forma de energía. Es un claro ejemplo de economía circular”.
Plástico en el medio ambiente
El problema de los restos de plásticos en el medio ambiente es grave y la sociedad exige a gritos que no se siga contaminando. No obstante, los agricultores y las cooperativas muchas veces no saben dónde pueden llevar sus residuos, o pagan un precio alto para la gestión. Aún así, muchos plásticos terminan en los vertederos. Fernando Estrada: “Nosotros estamos muy interesados en colaborar para encontrar soluciones. Pueden ser soluciones sencillas que nos facilitan la gestión. Si en las cooperativas pudiesen separar y prensar los plásticos que recolectan, podemos ahorrar espacio para almacenar y podemos alimentar nuestras calderas de forma más eficiente”. También hará falta un poco de disciplina por parte de los agricultores: para que se recolecte todo el plástico, separado de los restos orgánicos; para que vaya seco y para que no se lo lleve el viento