La sanidad de semillas, objetivo prioritario de ANOVE

ANOVE impulsa la investigación en materia de sanidad de semillas a través de un Convenio de colaboración con el INIA (Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria), y realiza diferentes trabajos para avanzar en el conocimiento de aspectos relacionados con la epidemiología, diagnóstico y control de enfermedades transmitidas por semillas hortícolas.

Una agricultura moderna debe garantizar un material vegetal sano para obtener cultivos rentables y optimizar la producción, la innovación vegetal y la seguridad alimentaria. En este sentido, las semillas son la base de la cadena agroalimentaria y desempeñan un papel fundamental en la producción vegetal.

A través de un Convenio de Colaboración firmado entre ANOVE y el INIA en el año 2014 se desarrollan diferentes actividades en el ámbito de la sanidad de semillas. Estos trabajos tienen como objetivo el identificar las enfermedades transmisibles por semillas y desarrollar, validar y estandarizar métodos para la detección de los patógenos causantes. El convenio tiene su origen en una iniciativa impulsada por empresas españolas de semillas hortícolas. En él, se trabaja para introducir medidas de control modernas y eficientes que garanticen la aplicación efectiva de la normativa sanitaria que regula el comercio de semillas. Además, en el marco de este convenio se colabora con diversos grupos de investigación nacionales cuyo objetivo es: implementar nuevas metodologías de diagnóstico, evaluar la transmisibilidad por semillas de determinados patógenos vegetales y caracterizar patógenos emergentes detectados en el territorio nacional. Cabe destacar la colaboración internacional con la ISF (International Seed Federation) a través de los grupos de trabajo de ISHI-Veg (International Seed Health Initiative for Vegetable Crops).

ISHI-Veg es una organización reconocida internacionalmente que agrupa a compañías de semillas y laboratorios públicos y privados de todo el mundo. Desarrolla una actividad colaborativa destinada a la estandarización de métodos de análisis que garanticen la calidad sanitaria y cubran las necesidades e intereses de los productores de semillas, sus clientes y los laboratorios de diagnóstico. El objetivo principal es proveer al sector de las herramientas necesarias para realizar controles de calidad, facilitar el comercio de semillas y mantener los estándares sanitarios del material comercializado. Los protocolos desarrollados por ISHI-Veg [1] están diseñados para llevar a cabo la detección e identificación del patógeno y, cuando sea posible, comprobar su viabilidad y patogenicidad. Los métodos de detección integran técnicas indirectas (moleculares, inmunológicas, etc.) y técnicas directas (aislamiento, bioensayos, pruebas de patogenicidad, etc.).

El principal objetivo: la prevención en cada eslabón de la cadena

Las enfermedades transmitidas por semillas generan una especial preocupación en las empresas del sector. Las semillas pueden ser una vía de diseminación para algunas enfermedades de plantas. En ocasiones, introducen patógenos en áreas dónde no se conocía su presencia, provocando la aparición de nuevas enfermedades. Otras veces, la aparición de estos brotes está asociada a la presencia endémica del patógeno en las áreas de siembra donde es capaz de persistir por periodos de tiempo variable en el suelo, en restos vegetales o en las instalaciones que no han sido adecuadamente saneadas tras un evento infectivo. . Para muchas de estas enfermedades, en las que el patógeno causante ya se ha establecido en la zona de cultivo, no se dispone de medidas de control. En estos casos, las medidas preventivas, como la utilización de semillas libres de patógenos, se convierten en la estrategia de control más efectiva.

Garantizar la calidad sanitaria del material vegetal es clave para las empresas del sector, y la prevención juega un papel muy importante en un comercio globalizado como el de las semillas. Las empresas deben adaptarse a las exigencias fitosanitarias de los diferentes países implicados en el proceso de producción y comercialización. En este escenario de importación/exportación de lotes de semillas, las medidas de control preventivo adquieren especial relevancia para reducir el riesgo de entrada y dispersión de enfermedades. A través del Convenio ANOVE-INIA, en coordinación con los grupos de trabajo de ISF/ISHI-Veg y el permanente contacto con las empresas del sector, se establece el marco de actuación adecuado para intentar dar una respuesta rápida y efectiva frente a estos eventos.

Como ejemplo de actuación preventiva, podemos destacar las llevadas a cabo desde el Convenio con la reciente aparición y dispersión del tobamovirus Tomato brown rugose fruit virus (ToBRFV). Las plantas de tomate afectadas por este virus desarrollan clorosis, mosaicos y moteados en hojas, manchas necróticas en pedúnculos, cálices y pecíolos, y manchas amarillas o marrones con síntomas rugosos en frutos que hacen que pierdan su valor comercial. Estos síntomas se detectaron por primera vez en el año 2014 en cultivos de tomate de Israel, aunque no fue hasta un año después cuando se identificó el agente causante en Jordania [3]. Desde entonces se ha confirmado su presencia en otras regiones geográficamente alejadas como Alemania, Italia (Sicilia), Méjico y Estados Unidos (California), lo que indica que se trata de un virus emergente con alta capacidad de dispersión. Uno de los aspectos más preocupantes, y que se ha podido determinar experimentalmente, es que plantas de tomate con el gen Tm-22, el cual confiere resistencia frente a otros tobamovirus, fueron susceptibles a las cepas de ToBRFV estudiadas. Además del tomate, otro de los cultivos que puede verse afectado en condiciones naturales por este virus es el pimiento [4]. Al igual que otros tobamovirus, ToBRFV se transmite muy fácilmente por contacto (contacto directo planta-planta, herramientas de trabajo, manipulación de plantas, etc.), lo que dificulta su control en semilleros, viveros y zonas de cultivo. Así, las estrategias más efectivas para su control se limitan a eliminar las plantas afectadas y extremar las medidas de higiene.

el fallo en un solo eslabón de la cadena ‘pone en riesgo’ a toda la producción susceptible de ser afectada por patógenos.

El virus puede permanecer activo durante varios meses en semillas (exterior e interior), restos de plantas y suelos infectados, pudiendo servir estas partículas virales como fuente de inóculo en la aparición de nuevos brotes de la enfermedad. Aunque se sospecha que, como en el caso de otros tobamovirus, la semilla pudiera servir como vía de transmisión para ToBRFV, ésta no se ha demostrado experimentalmente. Aun en ausencia de evidencia científica, la posibilidad de que la semilla pueda ser una vía de dispersión a larga distancia, ha puesto en alerta al sector. ANOVE ha comenzado una campaña para informar del riesgo de introducción de este virus en territorio nacional después de que el pasado año fuera detectado por primera vez en Europa (Alemania e Italia). Actualmente ToBRFV ha sido incluido en la lista de alertas de la EPPO (European Plant Protection Organization) [3]. En regiones donde su presencia está confirmada, se han establecido estrategias de contención para evitar su propagación y planes de erradicación para intentar eliminar el virus. En áreas donde aún no ha sido detectado, las medidas de control que se han adoptado son de tipo preventivo para evitar su entrada y dispersión. Entre las medidas preventivas destaca el análisis del material de importación (semillas, plántulas, injertos, etc.) para detectar de forma anticipada la presencia del virus.

En Abril de 2019 ISHI-Veg ha publicado un protocolo para la detección de partículas infectivas de ToBRFV en semillas de tomate y pimiento [1]. En la línea de los protocolos publicados por esta organización, los análisis están basados en un primer paso de detección mediante técnicas moleculares (RT-qPCR). En caso de resultado positivo, las muestras son sometidas a un test para confirmar la infectividad de las partículas virales (bioensayo en plantas indicadoras).

A pesar de las medidas preventivas, es necesario estar atentos ante la posibilidad de aparición de brotes de enfermedades producidas por virus. Como en la lucha contra otras enfermedades que se transmiten por contacto, para el caso de ToBFRV se aconseja un seguimiento del cultivo para detectar plantas con la sintomatología asociada a tobamovirus, especialmente si la variedad cultivada presenta genes de resistencia a estos virus. Aunque esto podría ser indicativo de presencia de ToBRFV, es necesario confirmar la identidad del patógeno mediante el uso de test de detección específicos. Si se confirma la presencia de ToBRFV se recomienda: a) aislar e incinerar las plantas sintomáticas y las circundantes a 1.5 m (aunque estas no presenten síntomas evidentes de la enfermedad), b) destruir los restos vegetales y los sustratos que puedan haber estado en contacto con el virus, c) desinfectar  los útiles de trabajo, bandejas y estructuras del invernadero o área de cultivo, d) evitar las visitas a áreas libres de virus después de estar en una parcela infectada, e) utilizar ropa adecuada (bata y guantes), f) antes de su reutilización, lavar con agua caliente y abundante jabón la ropa que ha estado en contacto con plantas infectadas por el virus, g) lavar las manos regularmente con jabón o desinfectantes adecuados, así como las herramientas y útiles de trabajo, y h) evitar el acceso a las instalaciones al personal no autorizado [5].

En cultivos sanos, hay que extremar las medidas de higiene para minimizar los riesgos de aparición del virus: no manipular las plantas más de lo necesario, cambiarse la ropa regularmente, no utilizar indumentaria que haya estado en áreas expuestas al virus y lavarse las manos sistemáticamente con jabón o desinfectante, son medidas que pueden ayudar a prevenir la aparición del virus [5].

A punto de finalizar la actual campaña, con los cultivos de primavera esperando para su recolección, ya se planifican los cultivos de la campaña siguiente, berenjena, calabacín, pepino, pimiento y tomate. Es el momento de pensar en implementar todas las medidas de higiene y prevención necesarias para minimizar los riesgos fitosanitarios que reduzcan la rentabilidad de nuestras explotaciones.

Todos los actores (administración, compañías de semillas, semilleros, productores y comercializadores) deben implementar todas las medidas preventivas disponibles para evitar la aparición de enfermedades: el fallo en un solo eslabón de la cadena ‘pone en riesgo’ a toda la producción susceptible de ser afectada por patógenos. Trazabilidad, prevención y comunicación son las herramientas que tenemos a nuestro alcance para asegurar y demostrar la sanidad, legalidad, seguridad, salubridad y sostenibilidad de los productos comercializados.

 

Referencias citadas en el texto:

[1] ISHI-Veg Protocols (2019). https://www.worldseed.org/our-work/phytosanitary-matters/seed-health/ishi-veg-protocols/

[2] ISF – Pest List Database (2019). https://www.worldseed.org/our-work/phytosanitary-matters/pest-lists/

[3] EPPO Alert List – Tomato brown rugose fruit virus (Tobamovirus – ToBRFV) (2019). https://www.eppo.int/ACTIVITIES/plant_quarantine/alert_list_viruses/tomato_brown_rugose_fruit_virus

[4] Luria N, Smith E, Reingold V, Bekelman I, Lapidot M, Levin I, et al. (2017) A new Israeli Tobamovirus isolate infects tomato plants harboring Tm-22 resistance genes. PLoS ONE 12(1). e0170429. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0170429

[5] Tomato Brown Rugose Fruit Virus (ToBRFV). Q&A on the new tobamovirus. American Seed Trade Association – ASTA (2019). https://www.betterseed.org/wp-content/uploads/ToBRFV-QA.pdf

 

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