Algunos insectos tienen el cuerpo flexible y son capaces de meterse por los huecos de las mallas
Dr. Antonio Jesús Álvarez Martínez y Rocío Mª Oliva Molina del Laboratorio de Agrotextiles, de la Universidad de Almería, han desarrollado métodos para caracterizar las mallas a base de mediciones exactas. Rocío Oliva se dedica a las pruebas finales, es decir, a los ensayos con insectos vivos para ver si pasan, o no pasan por las mallas. “Las medidas de los insectos no son del todo indicativas para saber si los insectos pueden pasar por huecos de ciertas medidas. Algunos insectos tienen un cuerpo flexible, por lo cual son capaces de meterse por huecos que teóricamente son demasiado pequeños. Esto es el caso del trips. Contra trips no hay mallas que valgan, salvo quizás cuando serían tan tupidas que la ventilación queda totalmente bloqueada”. De momento, se concentra en la mosca blanca, Bemisia tabaci. Para ver si ésta es capaz de pasar, se encierra una cantidad de adultos en un tubo a oscuras, separado por la malla de otra parte iluminada y con hojas de plantas. Después de 24 horas, se cuentan los insectos a cada lado de la malla y se separan los machos y las hembras. Puesto que los machos son más pequeños, son más propensos a pasar en cuanto la malla está al límite. En el dispositivo, también se puede investigar la influencia del viento, con corrientes de aire controladas.
NORMALIZAR
Hasta ahora, Antonio Jesús y Rocío han podido comprobar que muchos fabricantes tienen un serio interés en analizar la calidad de su producto. “El próximo paso es conseguir normas reconocidas para que todos hablen de lo mismo y para que el agricultor pueda tener cierta garantía cuando compra sus mallas”. No obstante: “Es difícil juntar a todos los productores en una mesa para llegar a estos consensos”.
Texto y foto: Jan van der Blom, responsable del Departamento de Técnicas de Producción de COEXPHAL.