La producción de tomate fresco en España caerá un 20% en la próxima década, debido al incremento de la competencia de países extracomunitarios, la escasez de agua y la baja rentabilidad frente a otras hortalizas de invernadero, según recoge la Comisión en su Informe de Perspectivas Agrícolas 2020-2030, hecho público este miércoles, que prevé también una estabilización de la producción en otros países comunitarios y un incremento continuado de la importación.
Retroceso en la exportación
También predice un fuerte retroceso de la exportación neta española de tomate debido a una combinación de factores, destacando el aumento del consumo doméstico y la fuerte competencia de fuera de la UE.
Con relación a las importaciones comunitarias, explica que seguirán creciente, a ritmo de un 2% anual y el crecimiento “vendrá por parte de Marruecos, que ya representa el 80% del total de las importaciones de la UE en 2019, impulsadas por el crecimiento esperado de su producción”. Explica, además que las “importantes importaciones fuera de contingente de Marruecos muestran que tiene gran potencial para competir en el mercado de la UE” Por el contrario, se prevé que las exportaciones comunitarias se mantengan estables, debido al aumento de la autosuficiencia en Rusia y que los mercados alternativos son limitados. Como resultado se espera que la importación comunitaria siga creciendo”
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FEPEX considera positivo que la Comisión Europea plasme y asuma, en este informe de perspectivas, los problemas claves del sector de tomate en España, que ya se han anunciado en reiteradas ocasiones, pero no se puede quedar ahí. La Comisión Europea es responsable del grueso de las medidas de política agraria aplicada en los 27 Estados miembros y de la política comercial de la UE, y no puede anunciar que se perderá un 20% de la producción de una hortaliza estratégica para la economía agraria española, que retrocederá la exportación y la importación seguirá creciendo, sin plantear un plan de medidas para recuperar la competitividad.