Hija y nieta de bodegueros, Virginia Bosquet, enóloga de Bodegas y Viñedos Laujar SAT (Cepa Bosquet) considera que el mundo de la enología no es un tema de ser hombre o mujer, sino que “esto va de amar esta profesión, sea lo que seas».
Procedes de una familia dedicada al cultivo de la vid, y tú has continuado trabajando en el sector. ¿Qué te impulsó a continuar la tradición familiar?
Nací en el año 1982, estudié la Licenciatura de Enología en la Universidad de Cádiz y me dedico a la elaboración de vinos desde el año 2006.
Soy hija y nieta de bodegueros, así que creo que mi pasión por el mundo del vino viene de genética, fue prácticamente inevitable que yo también acabara entre viñas y vinos.
Desde pequeña ya me gustaba ayudar a mi padre en las labores del campo y me encantaba curiosear por la bodega. Soy afortunada porque la enología es mi profesión y mi hobby. Disfruto jugando con las posibilidades que me ofrecen las hectáreas de viñedo de las que disponemos, con las variedades de uva, con las diferentes expresiones que ofrece la uva criada en una tierra cambiante en su composición, altitud y orientación. Con toda esa diversidad de la que dispongo en mis manos, intento elaborar cada cosecha vinos que emocionen, sorprendan y provoquen la curiosidad del consumidor.
¿Por qué decidiste formarte como enóloga (un campo tradicionalmente ocupado por hombres)?
Hace mucho era impensable que las mujeres trabajáramos en este mundo, a priori tan masculino, pero poco a poco nos hemos ido incorporando en todas las etapas del proceso. Cada día la presencia femenina en el mundo del vino va ganando más peso. De hecho, en mi promoción fuimos un 60% de mujeres matriculadas frente a un 40% de hombres.
¿Hay muchas mujeres dedicadas a la enología?
Hace poco leí un artículo que decía que una cuarta parte de todos los enólogos del mundo son mujeres, y esta cifra aumenta cada año. Existen muchos estudios que afirman que, por razones biológicas, el olfato femenino detecta los aromas con mayor intensidad y facilidad que el masculino. Esta cualidad natural hace que las mujeres seamos idóneas para catar y encontrar los matices en la copa, y por lo tanto, esta aptitud es ideal para la toma de decisiones en el proceso de vinificación. Pero al final yo creo que esto no es un tema de ser hombre o mujer, esto va de amar esta profesión, sea lo que seas.