
El calabacín (Zapallito italiano o Cucurbita pepo) es un alimento suave pero con personalidad. Uno de esos que suelen venir a la cabeza en situaciones de malestar físico, estómago revuelto o cuando llega el momento de ponerse a dieta. Aunque su sabor es fino, resulta inconfundible al paladar.
Supone una opción tan buena en casos de estómago delicado como cuando uno se decide por una dieta más ligera, porque el calabacín se digiere muy bien gracias a la presencia de mucílagos, que son un tipo de fibra que suaviza y desinflama las mucosas del estómago, favoreciendo las digestiones. Este mucílago tiene la peculiaridad de hincharse en contacto con el agua, por lo que ingerir alimentos ricos en él aumenta la sensación de saciedad e incrementa el tamaño del bolo alimenticio en su tránsito por el intestino. Todo ello facilita la evacuación por reblandecimiento de las heces y favorece la absorción de nutrientes al ser mayor la superficie de contacto entre el bolo y el intestino. Además, al mejorar el estreñimiento también favorece la eliminación de tóxicos.
Esta característica, junto con su bajo contenido calórico, hacen del calabacín un ingrediente fundamental para la elaboración de platos ligeros pero sabrosos. De hecho es más versátil de lo que popularmente se conoce, pues su consumo crudo, aunque poco extendido, brinda múltiples posibilidades, mayoritariamente en ensaladas.
Cortado de forma longitudinal con el rallador o pelador podremos simular la forma de espagueti y lingüini,respectivamente. Esto es un buen ejemplo de plato con bajo contenido calórico, alto valor nutricional y sin gluten.
Precisamente su valor nutricional no solo dependerá de la técnica culinaria empleada sino de la variedad que elijamos. Por ejemplo, el calabacín amarillo (Summer squash), tiene un contenido en los carotenos luteína y zeaxantina muy superior a cualquier otro vegetal. Es más, se ha comprobado que un calabacín amarillo mediano cubre prácticamente la cantidad necesaria de estos carotenos para obtener sus beneficios.
Ambos carotenos se distribuyen una vez obtenidos mediante la dieta por el cuerpo, depositándose en su mayoría sobre la piel y membrana del ojo, la zeaxantina en el centro de la mácula y la luteína en sus bordes. Como pigmentos protectores de la planta que son, ejercerán una acción parecida en el cuerpo humano donde su poder antioxidante y de protección frente a la radiación solar, hacen que su propiedades principales sean la prevención frente a aparición de cataratas y a la radiación solar sobre la piel (aunque nunca podrá sustituir a una buena protección solar).
Esta tabla muestra valores nutricionales para el calabacín local, y puede observarse como peculiaridad que el valor para el ácido fólico del producto crudo es casi el doble que el registrado en otras tablas internacionales. Esto se debe, probablemente, a las condiciones climáticas y de cultivo que aquí se dan.
Esta cantidad es incluso superior a la que tienen las leches suplementadas y que podemos encontrar en supermercados como “ricas en ácido fólico”.
Esta vitamina del grupo B posee diversos beneficios para la salud, entre los que destacan el prevenir la espina bífida en neonatos, así como el retraso del crecimiento fetal y reducir la incidencia de abortos. También existen estudios que defienden el consumo de alimentos con ácido fólico como coadyuvante en el tratamiento de la depresión.
Un mes más nos encontramos ante otro producto hortofrutícola local clave tanto para la economía de la provincia como para la salud de sus consumidores.