Su nombre delata su origen. Natalia Gerasimova llegó desde Rusia a Almería por casualidad hace 16 años y desde entonces ha formado su propia familia tanto en lo personal como en su trabajo que inició como envasadora en CASI para convertirse hoy en jefa de línea de la primera cooperativa productora de tomate de España.
Natalia forma parte de ese 72% de personal femenino que compone el subsector del manipulado de frutas y hortalizas de Almería, y en esta entrevista pone su rostro y cuenta su experiencia como un ejemplo de los 20.000 trabajadores y trabajadoras de manipulado y envasado de frutas y hortalizas de Almería.
Natalia, ¿Cuántos años llevas en España? Llegué en agosto de 2002 para pasar una feria. En total 16 años viviendo en España.
¿Tienes tu familia aquí? No, he formado aquí mi propia familia, tengo aquí a mi marido y mis hijos, pero lo que son mis padres o mis hermanos, todos viven en Rusia. Mi marido es de Almería. Tengo un hijo de 15 años y una hija de 14 años.
¿Cómo llegaste a Almería? Una buena amiga vive en Almería desde hace muchos años y llegué aquí para pasar la feria de agosto con ella. Me presentaron al que hoy es mi marido y aquí me quedé desde 2002. Estoy casada, tengo mi trabajo, tengo mi casa…tengo mi vida en Almería.
¿Cuánto tiempo llevas trabajando en CASI? Entré en enero de 2006, en la campaña 2006-2007. Llevo 13 años trabajando en CASI. Empecé de envasadora y como no sabía nada del tomate, solo lo había visto en la ensalada, me pusieron en la salida. Antes no había hombres que montaran las cajas. Este trabajo lo hacíamos solo mujeres. Estuve tres campañas montando cajas. Luego estuve etiquetando palets con pegatinas, llevaba una pistola láser y contaba las cajas en el palet, así poco a poco fui haciendo de todo.
¿En qué consiste tu trabajo? Soy jefa de línea de una máquina. Mi trabajo consiste en organizar a las mujeres, organizar pedidos, al personal de salida, comprobar cómo va a salir el producto, la calidad del mismo y enseñar a las mujeres a trabajar para formar un gran equipo. Tengo a mi cargo 37 mujeres, 30 envasadoras y 7 (entre chicos y chicas) que están supervisando la salida del producto.
Cuando empecé éramos muy pocos extranjeros: una compañera que también es rusa que está en otro turno trabajando, Olga; otra compañera que es de Rumanía, Dorina; una mujer marroquí y nada más.
Ahora estamos de todas las nacionalidades en el almacén. En mi equipo hay chicas rusas, marroquíes, rumanas y españolas que están envasando.
¿Cómo ha sido la integración con tantas nacionalidades juntas? Nunca he tenido ningún problema ni ningún conflicto. Al contrario, además de mi propia familia también he formado mi familia en el trabajo. De hecho, tengo unas amigas excelentes y todas son españolas. Tengo muchas conocidas rusas pero mis verdaderas amigas aquí en el trabajo y en lo personal son españolas. Jamás he tenido ningún problema, me cuidan como cualquier otra persona cuando estoy mala y cuando he necesitado ayuda.

¿Te gusta vivir en Almería? Es un paraíso, tanto por el clima como por el mar. Vengo de una ciudad que solo tiene un río, así que vivir al lado del mar es un lujo. La gente de Rusia tiene que pagar muchísimo dinero para poder ir de vacaciones al mar y yo lo tengo al lado. Me encanta el mar, me encanta hacer deporte y andar.
Creo que si no estuviera a gusto o no me gustara mi trabajo desde un principio no seguiría aquí. Me gusta este trabajo, me encanta este país, me fascina Almería más que nada.
¿Qué piensas cuando ves noticias sobre las malas condiciones de los inmigrantes en la agricultura? No he visto a ningún inmigrante trabajando en la CASI que no esté integrado o que lo traten diferentes al resto de los españoles, a ninguno. Y ¿quién se queja..? no te puedo decir porque no sé qué hay en otros almacenes. Yo estoy en una empresa donde jamás han distinguido entre un inmigrante o un español, todos somos iguales aquí. Pienso que cada uno tiene en la vida lo que se merece y a lo que aspira.