Almería y los objetivos de desarrollo sostenible 2030

Muchos son los indicadores que muestran el progreso de Almería en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) mediante la creación de un modelo de agricultura familiar. Por ejemplo, el uso racional del agua, el mantenimiento de los ecosistemas, el cambio climático, el uso de energía solar, la economía circular, la producción saludable, o la equidad en el desarrollo económico y social, todo, teniendo como base el invernadero solar.

En 2015, La Asamblea General de la ONU estableció una agenda para la consecución de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) antes de 2030, herederos de los Objetivos del Milenio definidos en el año 2000. De forma resumida se pretende el fin a la pobreza, erradicar el hambre y lograr la seguridad alimentaria; garantizar una vida sana y una educación de calidad; lograr la igualdad de género; asegurar el acceso al agua y la energía; promover el crecimiento económico sostenido; adoptar medidas urgentes contra el cambio climático; y promover la paz y facilitar el acceso a la justicia. En definitiva, los ODS abordan las dimensiones económica, ambiental y social del desarrollo.

El sector agrícola está relacionado con muchos de los ODS. Dado que es un sector cuyo funcionamiento se basa en los recursos naturales, objetivos como el ODS 6 (Agua limpia y saneamiento); ODS 15 (Vida de ecosistemas terrestres); o el ODS 13 (Acción por el clima) tienen una relación directa con la agricultura. Pero también existe una estrecha relación con aquellos objetivos vinculados a la alimentación y la nutrición (ODS 2). Desde Almería (España) como una de las zonas agrícolas mundiales de referencia estos ODS se configuran como la visión del sector a medio y largo plazo.

En otros aspectos, Almería ha sido un ejemplo de superación para poner fin a la pobreza (ODS 1) partiendo de situaciones económicas de marginalidad – en particular, con el uso de la agricultura para favorecer el desarrollo rural-, e imponer el trabajo digno (ODS 8).

Muchos son los indicadores que muestran el progreso de Almería en la consecución de estos objetivos.  Por ejemplo, en relación con el uso racional del agua, el mantenimiento de los ecosistemas y el cambio climático, los cultivos de invernadero hacen un empleo sostenible de los recursos hídricos mediante una agricultura de precisión gracias a las técnicas de enarenado, el riego por goteo, la fertirrigación o la recolección del agua de lluvia. Esto permite que el uso del agua en la agricultura sea la mitad que la media española.

El invernadero tipo Almería utiliza como sistema de control climático la combinación de ventilación natural con técnicas de blanqueo de la cubierta, un mecanismo que no conlleva un significativo coste económico, energético, ni de uso de agua en su funcionamiento. Se puede, por tanto, hablar de “invernadero solar” puesto que prescinde de la energía fósil.

También se ha demostrado que la intensificación de la agricultura es la fórmula más eficiente de producción, respecto a modelos extensivos, por el uso óptimo de recursos escasos como la tierra o el agua. De hecho, su utilización a nivel global va en aumento en zonas como China, Centro América, etc. Además, la producción almeriense contribuye a la autonomía alimentaria de la UE en un contexto global de aumento demográfico y escasez de superficie de cultivo. En este sentido, Almería es un gestor sostenible de los recursos naturales. Los invernaderos sólo suponen el 3,4% del territorio de la provincia mientras que un 40% es espacio natural protegido.

Destacar también el potencial de los invernaderos dentro de la economía circular y la bioeconomía debido a la reutilización o reciclaje de inputs y por la revalorización energética de biomasa procedente de restos de cosecha. Además, el invernadero posee un alto potencial en incorporación de energías renovables, como la fotovoltaica, pudiendo cubrir las necesidades del cultivo y generar un ahorro de costes.

En cuanto a la producción saludable, Almería es capaz de proporcionar alimentos  con un perfil de calidad nutricional alto, como son las hortalizas, que juegan un papel estratégico en la lucha contra enfermedades tan importantes como las cardiovasculares, el cáncer, la degeneración ocular o enfermedades neurodegenerativas. Los controles de calidad y el empleo mayoritario de técnicas de cultivo respetuosas con el medioambiente (como el control integrado de plagas) hacen de Almería líder mundial en estos aspectos.

Como ejemplo de desarrollo, Almería ha creado un modelo de agricultura familiar con explotaciones pequeñas y escasa concentración de la tierra.  Esta naturaleza social genera elevada equidad en el nivel de ingresos y bienestar, es decir, se produce cohesión social y disminuye la desigualdad. Esto tiene aún más mérito debido a que el nivel de ayudas ha sido inferior al 4% de los ingresos.  Por otro lado, la agricultura almeriense es un modelo de integración e incorporación laboral. Los trabajadores, no españoles, representan el 65 % de los empleados. Muchos de ellos han establecido sus propias fincas de cultivo favoreciendo el desarrollo del área de acogida.

Juan Carlos Pérez Mesa

Doctor en Economía Departamento de Economía y Empresa Universidad de Almería (UAL)

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