
Robert Jinkerson, profesor de ingeniería química y ambiental en la Facultad de Ingeniería y Martha Orozco-Cárdenas, directora del Centro de Investigación de Transformación de Plantas en la Facultad de Ciencias Naturales y Agrícolas, investigadores de la Universidad de California, Riverside (UCR), están trabajando en la modificación de un tipo de tomates de alto rendimiento y aptos para ser cultivados en la Estación Espacial Internacional.
El Instituto de Investigación Traslacional para la Salud del Espacio les ha otorgado una subvención de 716.000 euros para dos años, financiada por la NASA, y así continuar reduciendo el tamaño de los tomates, mejorar su fotosíntesis y que puedan ser cultivados en un recipiente que imite las condiciones de la Estación Espacial Internacional, y que tengan las condiciones nutricionales y de sabor adecuadas.
Orozco-Cárdenas originalmente utilizó la tecnología de edición de genes CRISPR-Cas9 (una técnica para «cortar» el ADN y modificar su secuencia, eliminando o insertando nuevo ADN) para reducir el tamaño de las plantas de tomate común y reducir la proporción de hojas y tallos a la fruta.
Además de su pequeño tamaño, los pequeños tomates de la UCR minimizan el consumo de recursos y energía al producir frutas más rápidamente que las plantas convencionales.
Otra modificación necesaria es aumentar la tasa de fotosíntesis que permita a las plantas producir oxígeno y convertir el dióxido de carbono en alimentos. La fotosíntesis mejorada ayudará a reemplazar el dióxido de carbono en el aire de la Estación Espacial con oxígeno fresco, mejorando la calidad del aire y la sostenibilidad.