La agricultura de futuro será sostenible o no será

Nos encontramos ante un cambio de paradigma a nivel mundial, inmersos todavía en salir definitivamente de la pandemia y encaminados hacia un cambio radical en nuestra manera de consumir y producir. Vivimos en una sociedad superconectada y globalizada en la que los retos son compartidos. Tenemos por delante el desafío de la sostenibilidad y ese debemos de abordarlo todos juntos. 

AGROCOLOR, como primera entidad de certificación y auditoría agroalimentaria de España, está acompañando a este sector en uno de los procesos de transformación más importantes de la historia. Nuestra misión es el aseguramiento de la alimentación saludable al consumidor, un propósito perfectamente alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

El sector agroalimentario español es un ejemplo ahora que tanto se habla de los ODS, la Agenda 2030 o el Pacto Verde europeo. La competencia de otras zonas productoras nos obliga a estar a la vanguardia y hacer las cosas cada día mejor para diferenciarnos y seguir siendo líderes. Certificar las prácticas sostenibles es clave para ser más transparentes y trasladar seguridad a clientes y consumidores.

La historia del sector está repleta de retos y de logros conseguidos, gracias a una gran capacidad de resiliencia y de adaptación a los cambios. La sostenibilidad nos conduce hacia nuevos modelos de producción que garanticen la actividad y no comprometan el futuro.

Debemos apelar a la responsabilidad y atender tres aspectos fundamentales: social, medioambiental y económico. En Europa la nueva PAC establece como prioridades el relevo generacional, la cualificación de la mano de obra, la incorporación de la mujer o una producción agrícola respetuosa con el medioambiente.

El nuevo marco en el que ya nos encontramos pasa por producir de manera más sostenible. Ante la fuerte escalada de costes y el previsible descenso de la producción, es fundamental que los productores vean reconocidos sus esfuerzos en los precios que reciben por sus producciones.

Entre los retos para hacer descender el impacto ambiental de la actividad se encuentran la disminución de la huella de carbono y de la huella hídrica, la reducción del desperdicio alimentario, la mejora de la gestión de los residuos o la incorporación de envases más sostenibles para la comercialización.

No podemos pasar por alto el desafío de la comunicación. En la medida en que seamos capaces de hacer llegar a los consumidores todo el trabajo, el esfuerzo y el cuidado que hay en cada tomate o en cada pimiento que producimos, podremos ser más competitivos.

Vamos a incrementar el consumo de frutas y hortalizas, como base de la dieta de más de 500 millones de ciudadanos europeos y a conseguir mejores precios para los productores. Para lograrlo hay que continuar con las buenas prácticas agrícolas, mejorando día a día, haciendo de la necesidad y el riesgo, que suponen siempre los cambios, una oportunidad de éxito.  

Miguel Rodríguez de la Rubia

Presidente de AGROCOLOR

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