La agricultura, como principal pilar económico de Almería y motor de crecimiento continuo para Andalucía, debería contar con una garantía de suministro continuo de agua
El agua es sinónimo de vida y fuente para el desarrollo de la agricultura. Sin ella, no hay futuro. En la actualidad, el agua se ha convertido en un factor crítico para la producción hortofrutícola de Almería. Siendo el sureste el lugar más árido y seco de nuestro país, también es la zona donde mejor se gestiona este bien tan necesario y preciado. Gracias a tecnología de riego de última generación, se consigue aprovechar hasta la última gota de agua. A pesar de estos esfuerzos es mucho mayor el déficit hídrico que los recursos disponibles.
Teniendo tanta dependencia del agua, la agricultura –principal motor económico de la provincia y sector capaz de equilibrar la balanza comercial autonómica-, no debería tener la incertidumbre de su provisión.
Las soluciones a esta situación pueden ser variadas y pasan por el desarrollo de las infraestructuras necesarias, la desalación o los trasvases. En una provincia como la almeriense, que vive prácticamente rodeada de agua de mar, la alternativa que ofrece un suministro estable y continuo es la desalación, como fuente inagotable que además cuenta ya con mucho camino andado en este sentido, pero que requiere una postura más beligerante del sector y una respuesta más responsable de la Administración.
Almería dispone de recursos hídricos propios y externos. Dentro de los primeros están los naturales y los que se obtienen mediante desalación. La provincia dispone de 5 desaladoras, de las que solo 3 están en funcionamiento: la Desaladora de Almería, con capacidad para 20 Hm3/año y un volumen aportado en 2016 de tan sólo 4 Hm3/año; la Desaladora de Carboneras con capacidad para 42 Hm3/año y una aportación de 33,5 Hm3 en 2016; la Desaladora del Campo de Dalías con una capacidad de 30 Hm3/año (ampliable a 40) y un volumen aportado de 9 Hm3/año; así como las desaladoras de Rambla Morales y Bajo Almanzora, ambas con una capacidad de 20 Hm3/año y fuera de servicio.
Energía para desalar, a menor coste
El precio del agua también es un hándicap más que se une a la problemática del agua en el sector hortofrutícola. El precio del agua de riego, según la Federación de Regantes de Almería (Feral), ya se ha encarecido un 7% durante la campaña 2015/2016.
En cuanto al coste del agua desalada, hay que mencionar que COEXPHAL trabajará en la búsqueda de una rebaja del coste energético de la desalación de agua, por ejemplo, estableciendo una similitud con el gasóleo agrícola, que está subvencionado, para de esta forma no contribuir a aumentar aún más los costes de producción que tienen los agricultores, que campaña tras campaña van mermando la rentabilidad de sus economías.
Hoja de Ruta
En la provincia existe una necesidad real de recursos hídricos alternativos que intenten paliar el déficit. Desde la Asociación de Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas de Almería, COEXPHAL, proponen un cronograma de trabajo que pasa por liberar los pozos de Bédar, reactivar las desaladoras que ya están construidas, ampliar las fases que están sin construir de algunas desaladoras, llevar al máximo las que están a bajo rendimiento, poner en marcha las Edar con las que cuenta la provincia y abordar las desaladoras previstas para equilibrar el déficit de unas zonas con respecto a otras.
Deficiente sistema de recogida de pluviales
Por otro lado, es imprescindible poner en marcha infraestructuras que permitan a las explotaciones de la provincia contar con un sistema de recogida de agua de lluvia eficiente. Desde Feral, las estructuras de más de 30.000 hectáreas de invernaderos pueden convertirse en colectores que canalicen el agua hacia balsas de regulación para su posterior aprovechamiento en riego o hacia el subsuelo para recuperar los acuíferos.
También reclama más inversiones para la construcción de pantanetas que almacenen el agua de lluvia para su posterior uso en el regadío. Además de la ejecución de diques y obras de contención en las principales ramblas con el objetivo de restar velocidad a las aguas torrenciales y facilitar que parte del caudal se filtre al subsuelo.